"La familia no es moda"


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Una tarde de domingo me encontraba visitando a un amigo que vivía con su hijo de cinco años; en medio de nuestra charla el niño se acercó y le dijo a su padre:¿hoy viene mamá?, el padre responde: no. Mañana hijo. -(Nuevamente habla el niño) Pero yo quiero verla hoy y quiero estar con ella... Su padre tratando de consolarlo lo abraza y le dice que falta poco y la verá.
Muchas situaciones similares podemos escuchar, leer o presenciar en donde se vive el sufrimiento de no contar con la familia completamente constituida. Sin entrar en juicios sobre las personas, es una realidad que la formación natural y espiritual de las familias está siendo víctima de un resquebrajamiento. ¿Por qué víctima? Porque hay victimarios, y ellos son los que promueven una cultura en donde los valores y los principios éticos no se enseñen y no se vivan, difundiendo así la idea de que la familia sea concebida cual si fuera moda y no la unión física y espiritual de un hombre y una mujer que en matrimonio para toda la vida se comprometen a colaborar con la obra natural y creadora del Amor, y junto a sus hijos lleven a la plenitud la misión de ser padres y madres de familia.
Somos conscientes de las dificultades que se presentan para formar una familia: la falta de trabajo,  el encarecimiento de la vida, el salario bajo, la necesidad de estudiar y de crecer en lo profesional, etc. Estas dificultades no son nuevas, los sacrificios personales siempre estuvieron presentes ante la idea de un matrimonio y la llegada de los hijos. Sin embargo hoy se acrecienta porque se vive en un mundo egoísta, hedonista, donde el placer se ha convertido en un fin y no en un medio para alcanzar los bienes superiores a los que debemos aspirar. De este modo los sacrificios no cuentan y sólo importa lo que "yo quiero" aunque fuera en perjuicio de otros o de la comunidad.
¿CRISIS DE VOCACIONES DE PADRES DE FAMILIA?
(Un relato que llegó desde España y que nos resulta muy familiar)
 "Tomen nota, lo primero, el retraso en la edad de matrimoniar, antes, para los varones en torno a los veinticinco años y ellas, por lo común, con dos o tres menos. En tanto que ahora ha subido  hasta los treinta, sin problemas sobre la diferencia de edades. Antes de esa edad redonda, raras van siendo las parejas que suben al templo, al son de la marcha nupcial de Mendelson, si es que no escuchamos los compases en los Registros Civiles o se quedan en uniones de hecho.
Las razones, al menos las confesables, están a la vista: trabajan, o aspiran a trabajar los dos miembros de la pareja, se condicionan con elevar los ingresos y confort de la vivienda, etc. Extreman a menudo su permanencia en el hogar, demostrando así, ya desde ahora, que les gusta más, o les es más cómodo, ejercer de hijos de familia que de padres de familia. Llega la boda, parroquial, municipal o fáctica. (No valoramos, describimos). Y después de ella, en no pocos casos, un freno pactado a la paternidad, que suele razonarse, si se razona, con el cruce de horarios entre el trabajo profesional de ambos.  ¿Cómo traer un hijo al mundo en esas circunstancias? Sería una complicación extraordinaria introducir al tercer personaje en este angosto escenario. Eso, cuando no se pronuncian en este otro sentido: -El matrimonio es, ante todo, cosa de dos y para ser disfrutado en libertad, al menos por ahora.
Resulta así cada vez más normal que, hasta bien entrados los treinta, no se les dé a los padres y al círculo amistoso de los cónyuges la fausta noticia: esperamos un hijo. Y no es que el bebé se hubiere retrasado en venir, es que ha sido evitado cuidadosamente, mediante trámites de control de natalidad, que ojalá pudieran encajar en lo que se llama "paternidad responsable".
Llega el bebé y se le acoge, ¿quién lo va a negar? Se le cría con todos los cuidados hoy exigidos: higiene, medicina y educación preescolar e infantil, etc.  Los esposos dejan de nuevo unos años en claro; pero todo llegará en su momento, no sea que sobrevengan los cuarenta y la fertilidad corra peligro. ¡Por la parejita! Cuando son niña y niño, ¡qué felicidad! Ya son cuatro a la mesa, con el pluralismo indispensable, y podrán hablar en familia, si todo sigue bien. Pero, ¿y cuando los dos son varones o las dos mujeres? Pues una de dos: o bien nos conformamos, o buscamos el tercero en discordia.
Son esos, hay que reconocerlo, los discursos que hoy circulan.[...] Quede al menos de lo dicho una apreciación: el miedo a la vida, la difícil avenencia entre matrimonio y procreación, se han impuesto por doquier. A mayor riqueza y bienestar, menos hijos: cosa que se ha extendido después, a pasos agigantados en todos los estratos de la sociedad española y europea.
Una recuperación gradual y profunda del valor de la vida, el honor y el valor de transmitirla, podría corregir el rumbo -ya lo están haciendo en muchas partes- de una sociedad de ancianos y de incierto futuro demográfico y social- ¿Sabrá hacerlo el siglo XXI? "Sólo será viable si se descubren, reconocen y corrigen los mal disimulados egoísmos mediante una apertura de corazón y una consecuente conversión al Amor". (Extractado de Escuela Virtual para padres - 19.06.1999 "Ser padres hoy" de ABC diario Madrid - España  ) 
Lo anteriormente mencionado no es ajeno a nuestra realidad y es por eso que debemos concientizarnos de la responsabilidad que tenemos en la pérdida del Valor Familia.
Este mal social que sufren las familias se ve claramente, por ejemplo, en los datos estadísticos de Población de Europa y otras geografías, donde el número de nacimientos es tan escaso que no tendrán relevo generacional para así convertirse en países "viejos". Estos países llamados "desarrollados" tratan de imponer nuevos conceptos de familia, colocándolas al mismo nivel que las uniones de hecho, o las uniones de homosexuales y lesbianas. Así se van legitimando una serie de hechos que intentan cambiar la mentalidad de las personas haciendo que las mismas vivan indiferentes a los comportamientos que atacan a la familia y en consecuencia a la sociedad misma.
¿QUIÉNES SON LOS VICTIMARIOS?
Los gobiernos que  colaboran con los proyectos de control de natalidad y eliminación de pobres que provienen de la ONU, el BANCO MUNDIAL y el FMI. Además de muchos medios de comunicación convertidos en multimedios y que desde la TV especialmente, además de radios y diarios promueven estilos de vida equivocados que se rigen por el consumismo, por el tener y no el ser, por el egoísmo y el facilismo, con ausencia de valores objetivos que perduren como la Verdad, la Justicia, la Honestidad, el Respeto mutuo y sobre todo el Verdadero Amor. Imponen modas sociales, según convenga a sus intereses económicos.
Todos tenemos en claro que la mejor forma de educar es el ejemplo, entonces son los padres y educadores en general, los que deben mostrar modelos que respeten la familia tradicional (por así llamarla) revalorizando el papel fundamental que tiene en la sana formación de toda la sociedad. ¿Cómo es posible esto? Amando verdaderamente, sabiendo que amar es querer el bien del otro, dejando nuestros egoísmos para construir una sociedad que practique la verdad y la caridad para con el prójimo.
No seamos cómplices de los victimarios, no renunciemos al Bien, toda persona tiene naturalmente las herramientas de la bondad. Gocemos de las sonrisas de los pequeños que se van educando viéndonos practicar y defender las virtudes que se convertirán en los valores que reinen en nuestras familias y en la sociedad toda.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Ya anticipamos lo que a nuestro alcance se encuentra para que la familia no se desintegre. Agreguemos a esto la promoción, difundiendo y exigiendo la necesidad de una  educación integral y trascendente nutrida de una  escala de valores objetiva, en colegios, centros de formación, parroquias, editoriales, radios y TV. Ésta última junto con las computadoras, en muchas ocasiones suplen peligrosamente el rol de los padres, la autoridad es del educador, padres y docentes, y nunca de un objeto electrónico que no puede Dar Vida. Asumamos actitudes positivas, que ayuden a dotar de sentido a la vida de muchos jóvenes que no han encontrado la hermosa aventura de ser héroes de los ideales de Verdad y Justicia. Recordemos que todos estamos unidos espiritualmente y esto es un arma poderosa en las personas, ya que la comunicación de las bondades permanecerán por siempre en el interior de todos.

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