Plena evidencia médica sobre el inicio de la vida




En abril de 1981 –hace ya 27 años–, un subcomité del Senado de Estados Unidos (S-158) convocó a un debate sobre el principio de la vida. Sobraron opiniones médicas y científicas sobre este hecho: es en la concepción misma
 
La discusión sobre el principio del ser humano no es novedad. ¿Qué dice la ciencia médica sobre el principio de la vida? En su ignorancia o perversidad, los pro abortistas alegan que la ciencia no tiene una respuesta sobre cuándo empieza la vida de la persona. Error o mentira: la ciencia sí ha respondido esta pregunta. Si ellos lo ignoran (o pretenden ignorarlo) es otra cosa.

Especialistas de reconocido prestigio, abrumadoramente opinan que desde el momento de la concepción, esa célula única tiene ya todas las características de una nueva persona. Empieza entonces a desarrollarse para, bajo la protección del seno materno, alcanzar la capacidad de vida independiente en unos meses.

Para justificar el aborto en las primeras semanas de embarazo, quienes lo apoyan buscan innecesariamente una explicación que defina el momento en que el “producto” (bajo diversos nombres técnicos) puede considerarse ser humano. Un respetable médico de Nueva York, Jerónimo Domínguez, nos da algunos datos al respecto. Veamos.

Un criterio alegado por los pro abortistas es la actividad cerebral, que ella es la que define a una persona viva y que, dicen, comienza solamente tras unas 20 semanas después de la concepción, Mentira, tras 40 ó 42 días (seis semanas), un electroencefalograma puede ya medir actividad cerebral.

Pero antes, a los 18 ó 21 días, un electrocardiograma mide ya actividad del corazón, y en la octava semana se escuchan sus latidos con un estetoscopio ultrasónico. A las 12 ó 13 semanas ya tiene dedos con huellas digitales, las mismas que tendrá a lo largo de su vida.

El nuevo ser, aún desde ser una sola célula, es diferente a su madre, no es parte de ella. Tiene de inmediato su propio ADN, distinto del materno y del paterno (hereda 46 cromosomas: la mitad de la madre y la otra del padre). Así, también su tipo de sangre puede ser diferente del de ella o él. La fecundación es el momento exacto en que el ser humano inicia su existencia, no en la semana 12, ni después. Es en el día cero.

A las ocho semanas cada órgano está presente y en su sitio. Todo lo que integra un adulto se encuentra ya en este pequeño embrión de unos cuatro centímetros de largo, es así persona. No podemos aceptar, por ejemplo, que solamente cuando sea “viable” será persona (principiando el séptimo mes de embarazo). De hecho, hay casos bien documentados de bebés sobrevivientes de unas cuantas semanas, con nombres y apellidos.

Está ya superado en la comunidad médica el debate sobre cuándo inicia la vida: es con la concepción. En abril de 1981 –hace ya 27 años–, un subcomité del Senado de Estados Unidos (S-158) convocó a un debate sobre el principio de la vida. Sobraron opiniones médicas y científicas sobre este hecho: es en la concepción misma. Los grandes ausentes fueron quienes pudieron entonces haber intentado demostrar que era semanas o meses después.

Ante la pregunta “¿cuándo empieza la vida humana?”, hecha en ese subcomité senatorial, las respuestas de expertos de renombre mundial fueron claras y contundentes. Ejemplos: la doctora Micheline M. Matheus-Roth, de la Escuela de Medicina de Harvard, refirió más de 20 textos médicos que claman que se inicia con la concepción.

El doctor Jerome Lejeune, el “Padre de la Genética Moderna”, afirmó: “aceptar el hecho de que después de la fertilización ha tenido lugar, existe un nuevo ser humano no es más un asunto de gusto u opinión… es plena evidencia médica”.

El doctor Hymie Gordon, del Departamento de Genética de la Clínica Mayo agregó: “Por todos los criterios de la biología molecular moderna, la vida está presente desde el momento de la concepción”.

El informe de ese subcomité senatorial al 97 Congreso, llegó a esta conclusión: médicos, biólogos y otros científicos concuerdan que la concepción marca el inicio de la vida de un ser humano; un ser que está vivo y es un miembro de la especie humana. Hay un acuerdo abrumador en este punto en innumerables escritos médicos, biológicos y científicos.

En realidad, ya desde 1857 –hace 151 años–, la American Medical Association había reconocido que “la existencia real e independiente de un niño antes de nacer, como ser humano”, es un asunto de objetividad científica. Concluyó así el informe senatorial que los doctores sabían, desde los años de 1800 y lo saben ahora, que la vida inicia con la concepción.

Así, la frase “no sabemos cuándo empieza” está demostrada como falsa hace muchos años. ¡Sí lo sabemos, médica y científicamente! Se inicia con la concepción.

El doctor Bernard Nathason, cofundador y ex directivo de la National Abortion Rigths Action League (NARAL), que había promovido la defensa y legalización del aborto en EUA, reconoció ante la prensa su error: “La ciencia médica me dice ahora que el feto es una persona humana. Dramáticamente tengo que reconocer ahora que el feto no es un trozo de carne: es un paciente”.

Este médico estadounidense, quien con su propio equipo había practicado más de 75 mil abortos, continuó: “Nos hemos equivocado y es necesario rectificar, y decírselo al público: el aborto supone una negación del derecho a la vida humana”.

Científicamente es inaceptable que antes de 12, 14 ó 20 semanas, el embrión, feto, producto o como se quiera llamarlo, no sea persona. La vida empieza el día cero, al unirse dos gametos: óvulo y espermatozoide, formando una nueva célula, el cigoto, con el ADN que define su ser y personalidad durante el resto de su vida. Ya es un ser humano. Abortarlo es indudablemente un homicidio.

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